Pasajero a Betania
Basada en relatos de Gonzalo Arango
Sobre la obra
Nos habló de él. Nos sacudió el alma y dejó conocer la suya a través de este hermoso relato Pasajero con destino a Betania.
Aquí comenzó la aventura de llevar a escena un pedazo de El profeta, el Nadaísta, el rebelde sin causa, Gonzalo Arango. No su Nadaísmo, si su alma de niño, eso fue lo que nos sedujo, el hombre, el hijo, el idolatra de su padre ese vaquero de mansos sueños.
Pasajero a Betania la obra de teatro es un estudio, una búsqueda del hombre en su obra, en su angustia, en sus desesperaciones y sus remordimientos, porque eso es lo que nos muestra el protagonista, los remordimientos del tiempo, de lo que no hizo cuando vivía su padre y a su vez las contradicciones.
La obra es una pregunta constante por el más allá, el fin del viaje, el tiquete sin regreso. No hay conflicto, hay angustia, hay desesperación, hay inconformismo, hay duda, nadie se opone al deseo de nadie, Gonzalo solo añora, recuerda a su padre, revive a su padre en el colchón y La Fuman Chu personaje de uno de los cuentos del autor se ensueña con sus escritos, defiende los recuerdos de su amigo Gonzalo y le arranca sonrisas a su tristeza con sus cuentos de El profeta en Nueva York, tal vez inventos de esta alegre y seductora mesera como dice don Luis, el dueño del bar que berrea y patalea pero que finalmente se presta para el juego, para el recuerdo, para el no olvido. Estos tres personajes en compañía de Miguelito, la calavera que acompaña a Gonzalo y con la cual habla en un pasaje de la obra, son la combinación perfecta para evocar a los que ya abordaron la línea con destino a… o para abrazar a los que no se han ido pero tarde o temprano como nuestro protagonista partirán para saber por cuenta propia si es que no hay nada… la nada absoluta.
2010 - present
2010 - present